Arquitectura de autor

En 1899 se instaló en Orio una fábrica dedicada a la producción de tuberías de gres esmaltadas, cubilotes y ladrillos para fundición, baldosines refractarios, etc., fundada por el alemán Schneider. La sociedad (que cambiaría su nombre por el de Nueva Cerámica de Orio en 1915) tuvo una vida azarosa hasta su cierre en la década de 1920.

Su impactante arquitectura, buena muestra de las ansias de encontrar nuevos lenguajes arquitectónicos que caracterizan al Movimiento Moderno, es consecuencia de una nueva etapa empresarial, iniciada en 1940 por Cándido Arocena. Será él quien impulse la construcción de uno de los edificios industriales más originales y significativos del País Vasco.

Destaca el magnífico edificio de producción, atribuido a Ignacio Mendizabal Lujambio y a José Ignacio Yeregui, en el que participó también el delineante y proyectista Luis Tolosa. Un edificio funcional, sin ninguna concesión decorativa, a través del cual la empresa sintetiza la tradición encarnada en el sector cerámico con los esfuerzos innovadores de la arquitectura industrial.