La larga ocupación de un lugar

En este espacio que hoy ocupa las instalaciones de Ulma Forja, donde hubo una antigua ferrería, se puso en marcha en 1890 la empresa Altube, Moyua y Elorza, dedicada a la fabricación a pequeña escala de herramientas: azadas, picachones, mazas, rastrillos, martillos, macetas, horcas…

Con el paso del tiempo, esta firma pasaría a denominarse Acerías y Forjas de Zubillaga, hasta que, en 1952, se trasladó a la localidad guipuzcoana de Azkoitia, tomando el nombre de Acerías y Forjas de Azcoitia.

Sin embargo, un grupo de trabajadores decidió continuar en el primer emplazamiento de la fábrica con un taller de cerrajería y herramientas agrícolas. Así fue como en 1962 se constituyeron en cooperativa. Desde entonces han trabajado con distintas marcas: Gaitu, Enara, ULMA Forja o ULMA Piping, como es conocida en la actualidad.

El conjunto lo forman la nave de forja, construida en la década de 1950, las oficinas, el almacén ( que ocupa el espacio de una nave de mecanizado levantada en 1975), y varios pabellones de reciente construcción.

Destacan, por lo atrevido de su arquitectura, las oficinas, con sus características fachadas de forjados vistos, a modo de retícula.

Cada uno de los espacios cuadrangulares así generados se cierra con un ventanal de vidrio transparente, lo que singulariza al inmueble al desaparecer físicamente el muro, reducida la materia al entrecruzamiento de pilares y vigas.