Molino papelero de Azpikoetxea

Una pieza industrial singular

El molino Azpikoetxea es uno de los primeros ejemplos del sector papelero en Gipuzkoa, ya que fue fundado en 1805. Lo temprano de esta fecha le confiere una enorme significación histórica y lo convierte en todo un emblema de la industrialización vasca.

Su maquinaria se movía con fuerza hidráulica, aprovechando un salto en el cauce del río Urola. En torno a aquel primer molino papelero, que en 1899 se convirtió en fábrica de cartón, fueron construyéndose distintos edificios. Entre ellos destacan los que proyectara el arquitecto Luis Astiazaran a finales de la década de 1920 y principios de la de 1930.

Es el único molino papelero existente en la Comunidad Autónoma Vasca que todavía conserva su maquinaria.
Este hecho supuso que, en 2009, fuera declarado Monumento.
PATRIMONIO MUEBLE

Molino papelero de Azpikoetxea

Patrimonio mueble

Patimonio mueble

Manufacturas ilustradas

Los molinos papeleros estuvieron presentes en los cauces vascos al menos desde, al menos el siglo XVIII. Pero será los primeros años del siglo XIX cuando la presencia de estos ingenios adquiera su auténtica dimensión. Estos espacios de producción fueron el salto intermedio a la gran producción de papel de manera industrializada cuyo pistoletazo de salida, en el caso guipuzcoano lo datamos en 1842 con la fábrica de papel continuo Nuestra Señora de la Esperanza promovido por el empresario y banquero donostiarra José Manuel Brunet.

Pero este edificio con factura de casa blasonada decimonónica esconde un interesante conjunto de elementos de patrimonio mueble que hacen referencia a su pasado como industria papelera.

Cuatro molinos de piedra

Cuenta con cuba de hormigón armado de 2,5 metros de diámetro y 0,6 metros de altura con dos piedras cada uno de 1400 x 450. Estos molinos dejaron de usarse en 1965.

Dos pilas de refino

Estas pilas tenían capacidad para 250 k. de pasta seca. Una de ellas es de la marca Esteban Gorostidi con cilindro de 1 metro de diámetro y unido en origen a un motor eléctrico. Este tipo máquinas fueron patentadas en 1845 por el alemán Friedich Gottlob Keller.

El invento no era nuevo: se basaba en una tecnología milenaria que se había adaptado siglos antes para la producción de papel. La diferencia no estaba en el sistema de producción, sino en la materia prima: en lugar de trapos viejos, que hasta entonces habían sido la base para fabricar el papel, utiliza la madera, procedente sobre todo de pinos y eucaliptos.

Dos tamices vibradores

El tamiz o cedazo propiamente dicho cuelga del te­cho dentro de una caja de madera mediante 4 hierros con contramarcha, cada uno de ellos cuenta con motor propio que le imprimía un movimiento por el que hacía que la pasta de papel se desprendiera de las impurezas.

Pulp Master

Máquina para mezclar la pulpa instalada sobre cuatro patas metálicas y base de obra.

Transportador de pasta

De este transportador se conservan los cuatro cubos metálicos que en origen se colgaban a un carrito de cuatro ruedas que corrían sobre una vía con desvío sencillo.

Tres depósitos de hormigón armado

Depósitos para llevar a cabo la preparación de las colas en la segunda planta del molino.

Mezclador de chapa con agitador vertical y ser­pentín

Máquina para mezclar las colas en la segunda planta del molino.

Montacargas

Pequeño ascensor para carga que cuenta con una cabina abierta equilibrada por contrapeso y movido con motor eléctrico Siemens de 5,5 CV y 950 rpm con freno electromagnético.