Iconos en la oficina desde 1920
Conocida popularmente como “la seta”, la grapadora de El Casco llevó por todo el mundo el nombre de Olave, Solozabal y Cª, una empresa que en sus inicios se había dedicado a la fabricación de revólveres oscilantes, en sus talleres de la calle Txonta. Sin embargo, la crisis armera de 1920 obligó a la firma a buscar en los artículos de escritorio una salida para sus productos.
Así crearon el modelo M-15 de “cosepapeles”, la grapadora que, con su típica silueta y su brillo niquelado, colonizó los escritorios de medio mundo.
Consolidada la nueva producción tras la Guerra Civil, se trasladan desde Txonta a un nuevo edificio, diseñado en 1938 por el arquitecto Raimundo Alberdi. A este primer inmueble se le fueron añadiendo sucesivas ampliaciones durante la décadas de 1950 y 60, hasta alcanzar su actual desarrollo arquitectónico, con un espacio de 10.000 metros cuadrados. Además, la fábrica fue mucho más que un edificio industrial, ya que contó con viviendas para las familias de sus socios y para las de quienes allí trabajaban.
Arquitectónicamente es un inmueble plenamente industrial, muy funcional, donde destacan amplios vanos adintelados que rasgan casi por completo el lienzo del muro. Pero tampoco se olvida de la decoración más elaborada, que se destina al recerco de la puerta de acceso principal, muy moldurada y a la placa recortada en el dintel donde estuvo la marca de la fábrica, “el casco” que tanta fama le ha dado.