Una motocicleta con patente italiana
El nacimiento de la empresa Lambretta Locomociones vino a unirse al crecimiento del sector de la automoción, circunstancia que la industria eibarresa supo aprovechar, con productos que fueron desde los carburadores Zenith de la empresa Carbureibar hasta los cinturones de seguridad de la firma Silca.
La estrella de la industria eibarresa de la automoción fue, sin duda, la Lambretta, una motocicleta que llegó a ser todo un símbolo en la década de 1960.
El arquitecto Joaquín Domínguez Elósegui proyectó en 1953 el edificio emblemático de la firma, situado en una zona de expansión industrial desarrollada en ambas márgenes de la carretera nacional 634, en la salida de Eibar hacia Bilbao.
Este arquitecto es uno de los más destacados de Eibar. Fue responsable de la introducción de elementos como el muro cortina y uno de los más acérrimos defensores de las estructuras de hormigón armado en pisos que tanto caracterizan la arquitectura industrial eibarresa. En Lambretta llevó esta defensa hasta su máxima expresión: previó obtener el máximo rendimiento de su terraza utilizándola como pista de pruebas para las motocicletas, que podían alcanzar allí una velocidad de 50 km/h. Este planteamiento es claramente deudor de la fábrica Fiat de Lingotto, en Turín (1916-1926, diseño de Giacomo Mattè-Trucco, ingeniero industrial), y constituyó un ejemplo único en el País Vasco.
Tras el cierre de la empresa en 1982, sus instalaciones fueron reutilizadas para otros usos industriales y como zona de aparcamiento, derribándose la zona productiva a principios de 2009. Por su parte, la zona de oficinas, único elemento que se ha conservado de esta magnífica obra arquitectónica, es hoy sede de la policía autonómica, la Ertzaintza.