Vivir sobre la fábrica

En Eibar las fábricas nunca han estado demasiado lejos de las viviendas. O viceversa; las viviendas nunca han estado demasiado lejos de las fábricas.

En el estrecho valle del Ego, trabajo y habitación han pugnado desde antiguo para conquistar los mejores espacios, aún a costa del propio río, ganando terreno donde parecía imposible.

Por eso, en Eibar no es raro vivir sobre la fábrica; construir en altura y convivir con el taller, con el lugar de trabajo.

Un buen ejemplo de ello es la empresa Hijos de A. Gabilondo, una antigua fábrica de armas que al terminar la Guerra Civil se traslada desde la calle Andartza hasta la calle Barrena para empezar una nueva andadura, reorientando su producción hacia la fabricación de hierros y aceros calibrados, torneados y rectificados, para la industria del automóvil, tornillería y ferrocarril.

Aquí, en Barrena, la fábrica se construye sobre el río Ego, donde el arquitecto Raimundo Alberdi proyecta en 1939 un impactante edificio de hormigón, de marcada horizontalidad, alineado con la carretera que se dirige hacia Donostia. Y, sobre la fábrica, las viviendas; un bloque vertical que se yergue sobre el taller, dando forma a la realidad urbana de Eibar, buscando, como siempre aquí, un espacio de cohabitación entre el trabajo y la vida.