La tradición que evoluciona
La que fue una antigua tejera mecánica de Llodio se ha reconvertido desde 1986 en la sede de la Industrialdea, en una intervención ejemplar y pionera para el patrimonio industrial vasco.
Fundada en 1905 por Juan Manuel de Urquijo y Urrutia, segundo marqués de Urquijo, esta cerámica y su alta chimenea nos recuerdan la tradición tejera de Araba.
La empresa, que supo adaptarse a los cambios de mercado, realizó productos cerámicos y refractarios industriales hasta su cierre, en 1946. Desde entonces, y hasta 1946, esta nave fue utilizada por la firma Aceros de Llodio como taller auxiliar para la fabricación de ladrillos refractarios para sus procesos metalúrgicos.
El edificio conservado albergaba los procesos de molienda de la arcilla y de fabricación de productos cerámicos, fundamentalmente ladrillos y tejas. Por su parte, la chimenea servía para dar salida a los humos que producían los hornos: poseía cuatro instalaciones circulares de tipo Hoffman, con capacidad para 160.000 piezas.
Hoy el inmueble conserva su interesante estructura metálica, a base de pilares de hierro roblonados que se combinan con los soportes metálicos soldados, fruto de la rehabilitación realizada en 1986. Mantiene también su cubierta, con un elevación central a modo de linternón corrido que permitía iluminar y ventilar el interior de la fábrica.
De la maquinaria original pervive un molino de dos piedras, utilizado en su día para pulverizar la arcilla. Fue restaurado también en 1986 y dispuesto en el exterior del edificio, como testigo de la actividad de esta industria.