La alta costura de las cadenas
La firma fue fundada en 1948 y siete años después, en 1955, encargaron al arquitecto Ramón Martiarena el proyecto de un nuevo edificio próximo al barrio de Txonta, en una zona de alta concentración industrial que, con el paso del tiempo, ha condicionado sus posibilidades reales de expansión.
En el inmueble se distinguen tres momentos constructivos que conforman un único edificio: la construcción original de 1955, las oficinas y la ampliación de 1957.
El arquitecto dejó su sello en la construcción, dentro de las líneas generales de la arquitectura eibarresa de la década de 1950, caracterizada por edificios de pisos con cubierta adintelada, zócalo de piedra –que en este caso se desarrolla a modo de podio sobre el que descansa el paramento liso de los pisos superiores–, tratamiento de los ángulos en rotonda, adaptación de los pisos a la irregularidad acusada del terreno, estructura de hormigón armado y alternancia de grandes vanos rectangulares de sabor industrial y ojos de buey.
Esta manera de hacer también se refleja en la escalinata interior, las vidrieras decorativas y el uso de materiales nobles. En alzado, se diferencia el tratamiento de las oficinas respecto al de las naves, ya que éstas poseen una mayor monumentalidad, reflejada en el tratamiento de las ventanas que combina varias tipologías (desde el formato apaisado de carácter industrial hasta otros más decorativos, como los dos óculos que se abren en la cuarta planta, a ambos lados del chaflán, o el gran ventanal vertical corrido que se abre justo en la unión con el edificio original) y en las cornisas voladas de hormigón a modo de visera que separan las plantas.